La madre real, así, sin culpas
Por Lenka Kegevic
Aaaayyyyy. La culpa. La cotidiana y omnipresente. Aparece porque si y porque no. Cuesta sacarla. Cuesta soltarla. Cuesta.
Pero eso no significa que no haya que dar la batalla. Más gozo y menos culpa. La responsabilidad de criar ya es mucha como para además sufrirla.
Soltemos las expectativas, que vaya a saber Dios por qué y cómo llegaron a nuestras cabezas y corazones, y creemos (crear y creer) una nueva expectativa basada en lo que somos y en lo que hacemos. Hoy. Reales. Así. Como somos. Con el esfuerzo diario. Con el disfrute diario.
¡¡¡¡Soltemos!!!!! La madre real es la que somos hoy. Esa que está ahí. Que a veces grita. Que a veces llora. Llora de cansancio. Llora de felicidad. Llora de orgullo. Llora de ternura. Llora de rabia. Llora. Que ríe. Que ríe mucho. Unos días más. Unos días menos. Que come a escondidas y que a veces no comparte con sus hijos. Que añora que llegue la hora en que se duermen. Que disfruta el cuento antes de dormir. Que se hizo adicta a los cuentos de niños y los atesora como algo propio. Que conoce todas las historias de los dibujos animados infantiles. Que procura cocinar con poca sal por ellos. Que juega fútbol y hace puzzles. Que llama 10 veces a la casa para saber que están bien. Que los podría abrazar y besar todo el día. Que enseña que llorar y reír son comportamientos igual de válidos. Que acoge miedos. Que comparte alegría. Que contempla cuando duermen. Y vuelve a llorar. Es que son lo más lindo. Que a veces quiere irse y cerrar la puerta por fuera. Pero que siempre volvería. Y que sabe que en el fondo jamás lo va a hacer. Porque son sus hijos. Y los adora. Pero se cansa. Se cansa mucho. Y necesita apoyo. Y necesita reconocimiento. Porque es Mama. Y porque es persona.
Son tantas las emociones que cruzan la maternidad cada día. Una gama que roza con la bipolaridad. Y si. Todas hemos estado ahí. Y saber eso consuela. Acompaña. Y nos hace volver a una expectativa real. Esa que nos falta mirar. Que nos falta valorar. Que nos falta creer que es la expectativa que hay que seguir. La mujer que somos. La madre que somos. Y hacemos lo mejor. Los mejor posible? Lo mejor que podemos? No importa! Es lo mejor. Y punto.
Lenka Kegevic
Psicóloga Educacional UC