La pena de la maternidad
por Lenka Kegevic
Cuando somos madres recientes a veces podemos sentir que el mundo se nos viene encima. Vemos este ser humano tan chiquitito, precioso, al que amamos, sin embargo sentimos que no estamos preparadas para poder cuidarlo, o que estamos demasiado cansadas, o no podemos dejar de llorar… sentimos que en un momento estamos inundadas de amor, y al siguiente sólo queremos llorar… no entendemos qué nos pasa. Probablemente quienes estén a nuestro alrededor tampoco lo entiendan.
Muchas veces echamos la culpa a las hormonas. Puede ser… puede que sea una etapa normal que en inglés se llama baby blues. En esta etapa es normal sentir muchas ganas de llorar, estamos temperamentales sobre cosas que antes no nos molestaban, aun cuando tengamos claro que tenemos todo para estar felices. Nos sentimos ansiosas, agotadas, nos cuesta dormir, no tenemos ganas de comer, podemos estar más irritables, nerviosas, preocupadas sobre si seremos buenas madres, o asustadas de que nos sentiremos siempre así.
¿Quién dijo yo? ¿Cuántas nos sentimos así con una guagua recién nacida? La buena noticia es que esto es normal!! Sentirse de esta forma, por muy poco agradable que sea, puede pasarle a muchísimas mujeres durante las primeras dos semanas después que nace la guagua (aproximadamente). De hecho, cerca del 80% de las mujeres lo experimenta.
Y efectivamente le podemos echar la culpa a las hormonas! Después que nace la guagua el cuerpo cambia rápidamente: bajan los niveles de hormonas, baja la leche y nos sentimos agotadas… esto puede llevar a la esta sensación de pena post parto. A eso se suma que nos ponemos una fuerte presión emocional ya que nos preocupamos por el bienestar de la guagua (agudizado por nuestra sensación de que la pena nos va a durar mucho tiempo), la transición de ser madre (por primera vez, o pasar a ser madre de dos, o pasar de 2 a 3…), o el desgaste que trae el ajuste a una nueva rutina. Las responsabilidades se ven abrumadoras.
Pero repito: es normal, no es una enfermedad por lo que no requiere tratamiento ya que pasa solo.
Entonces, cómo pueden ayudar quiénes están junto a nosotros en esta etapa: pueden hacernos sentir seguras, apoyarnos, ayudarnos a descansar (aunque sea una siesta de 10 minutos) y tener algo de tiempo para nosotras. Y recordarnos que esto es normal y que a muchas, muchas mujeres nos pasa!!! Cuando reconocemos que no somos las únicas que estamos exhaustas, inseguras, asustadas (en especial si es la primera guagua), podemos dejar ir un poco esta sensación.
Quienes nos rodean: escúchennos, acompáñennos, regaloneennos, visítennos pero ayúdennos para que esta visita no sea un estrés más, refuércennos el buen trabajo que estamos haciendo como madres, anímennos a llorar si es que es eso lo que necesitamos, dennos espacio para preocuparnos de nosotras, ayúdennos a dejar ir las responsabilidades que podamos postergar, cocinen por nosotras, ayúdennos a priorizar tareas para hacer las necesarios y dejar las otras en espera, insístannos en la necesidad que tenemos de descansar y cuiden a nuestros niños para que podamos hacerlo aunque sea un ratito y asegúrennos que están ahí con nosotras para lo que necesitemos. Recuérdennos que no estamos solas y que no somos las únicas a las que nos ha pasado. Presiónennos para buscar apoyo y compañía en caso que nos sintamos muy solas….
Pero por sobre todo, ayúdennos a diferenciar esta sensación de pena de una depresión post parto ya que los síntomas son parecidos.
La pena dura alrededor de 2 semanas después de nacida la guagua. Después de eso se puede esperar un repunte emocional. Si los síntomas continúan más allá de 3 semanas después de nacida la guagua, es importante que hables con tu ginecólogo, o matrona para que te aconsejes si necesitas ayuda profesional, en especial si tienen historial de depresión personal, o familiar. Si estás demasiado incómoda con tus síntomas, o éstos son invalidantes, no dudes en pedir ayuda. A veces necesitarás remedios, a veces necesitaras complementarlo con psicoterapia. Es importante que recuerdes que no estás sola en esto, que a muchas mujeres nos pasa y que se puede salir adelante con la ayuda adecuada.
A los que nos acompañan, ayúdennos a tomar la decisión de pedir ayuda. Tener depresión posta parto no nos hace ni mejores ni peores madres. Podemos empezar a sentirnos mejor con ayuda, no te demores en buscarla ya que tu hijo te necesita, al igual que tu familia.
Lenka Kegevic
Psicóloga