¡¡A tirarnos flores!!

Por Lenka Kegevic

Cuando vi esta imagen me enternecí.
Me enternecí por todos a los que les cuesta tirarse flores. Por todos los que reciben pocas flores. Por los que reciben flores pero no las ven. Por los que reciben flores pero no las creen.

Me puse feliz por lo que se tiran flores sin juicios, sin expectativas, por los que de verdad se aprecian, se aceptan, se valoran, se reconocen. Me apené por los que no.

Me alegré por los que se tiran flores sin considerar que son orgullosos, o vanidosos, o egocéntricos, o que se aman egoístamente a sí mismos. Por qué existen esas expectativas y juicios negativos contra el amor propio?

Tirémonos Flores! Apreciemos lo que hacemos, pero por sobre todo, lo que somos.

Y ¿saben qué? Tiremos flores a los que nos rodean. Instalemos el hábito de destacar lo positivo en nosotros, en otros, en las situaciones. Con generosidad genuina, con amor, con respeto, con aprendizaje.

Buscar los aprendizajes de las crisis, las oportunidades de los errores, mirar el lado brillante de las cosas.

¿Qué les parece a ustedes?

Lenka Kegevic

Psicóloga Educacional UC

La madre real, así, sin culpas

Por Lenka Kegevic

Aaaayyyyy. La culpa. La cotidiana y omnipresente. Aparece porque si y porque no. Cuesta sacarla. Cuesta soltarla. Cuesta.

Pero eso no significa que no haya que dar la batalla. Más gozo y menos culpa. La responsabilidad de criar ya es mucha como para además sufrirla.
Soltemos las expectativas, que vaya a saber Dios por qué y cómo llegaron a nuestras cabezas y corazones, y creemos (crear y creer) una nueva expectativa basada en lo que somos y en lo que hacemos. Hoy. Reales. Así. Como somos. Con el esfuerzo diario. Con el disfrute diario.

¡¡¡¡Soltemos!!!!! La madre real es la que somos hoy. Esa que está ahí. Que a veces grita. Que a veces llora. Llora de cansancio. Llora de felicidad. Llora de orgullo. Llora de ternura. Llora de rabia. Llora. Que ríe. Que ríe mucho. Unos días más. Unos días menos. Que come a escondidas y que a veces no comparte con sus hijos. Que añora que llegue la hora en que se duermen. Que disfruta el cuento antes de dormir. Que se hizo adicta a los cuentos de niños y los atesora como algo propio. Que conoce todas las historias de los dibujos animados infantiles. Que procura cocinar con poca sal por ellos. Que juega fútbol y hace puzzles. Que llama 10 veces a la casa para saber que están bien. Que los podría abrazar y besar todo el día. Que enseña que llorar y reír son comportamientos igual de válidos. Que acoge miedos. Que comparte alegría. Que contempla cuando duermen. Y vuelve a llorar. Es que son lo más lindo. Que a veces quiere irse y cerrar la puerta por fuera. Pero que siempre volvería. Y que sabe que en el fondo jamás lo va a hacer. Porque son sus hijos. Y los adora. Pero se cansa. Se cansa mucho. Y necesita apoyo. Y necesita reconocimiento. Porque es Mama. Y porque es persona.

Son tantas las emociones que cruzan la maternidad cada día. Una gama que roza con la bipolaridad. Y si. Todas hemos estado ahí. Y saber eso consuela. Acompaña. Y nos hace volver a una expectativa real. Esa que nos falta mirar. Que nos falta valorar. Que nos falta creer que es la expectativa que hay que seguir. La mujer que somos. La madre que somos. Y hacemos lo mejor. Los mejor posible? Lo mejor que podemos? No importa! Es lo mejor. Y punto.

Lenka Kegevic

Psicóloga Educacional UC

Maternidad, ¿un cuento de hadas?

Por Lenka Kegevic


Cuando esperamos el primer hijo tenemos una leve, muy leve idea de lo que vamos a comenzar vivir tanto en relación al embarazo, al parto, y por supuesto, cuando comienza la maternidad con una guagua en brazos.

Cuántas veces escuchamos: aprovecha de dormir. Y sonreímos. Y cuando estamos pasando noches en vela pensamos: de verdad debería haber aprovechado de dormir, si sólo el sueño pudiese acumularse como comida en una despensa…

Cuando vemos a otras madres, pensamos: yo quiero ser así, o, yo nunca en mi vida haría eso… y no nos damos ni cuenta y lo estamos haciendo…

Y nos vemos que la maternidad no es fácil, que no es perfecta, pero que es maravillosa. Y vemos muchas cosas más que contrastan entre lo que imaginamos que era y lo que realmente es ser madre.

Y, amigas!!! El reconocer que a veces es difícil, que a veces nos cuesta, que a veces nos agobia, agota, cansa, no quiere decir que no la disfrutemos!. Este hecho no nos aleja de la realidad de que estamos locamente enamoradas de nuestros hijos y de cada pelo de su cabeza. Que es maravilloso este amor del más puro, sincero, y desinteresado.

Ahora, también es justo reconocer que nos encantaría estar más cerca de la maternidad del cuento de hadas, pero como esa no es real, estamos disfrutando o aprendiendo a disfrutar la que tenemos, algunas con más llantos, otras con más peleas, algunas con más soledades, otras con más multitudes, cólicos, cacas, más o menos leche, alergias, insomnios, etc… pero aún con eso, sí es el trabajo más lindo. Y ciertamente el más importante: es uno de los pocos trabajos a través del cual podrás cambiar el mundo.


Lenka Kegevic
Psicóloga

Sale la culpa, entra el gozo

Por Lenka Kegevic


Sale la culpa, entra el gozo.

Cuando somos padres hay muchos momentos en que la culpa ocupa un tiempo importante en nuestras mentes. Siempre nos vamos a equivocar, la gracia (y la dificultad) está en aprender de los errores. Siempre van a existir los errores o cosas que no podemos controlar y sentirnos culpable por eso es nuestra elección, consciente o inconsciente, de buscar un estándar que puede ser poco realista, o de elegir masticar la culpa en lugar de perdonarnos.

Como alternativa, podemos buscar aprender de lo que no hicimos tan bien, sea para mejorar lo mejorable, o para adecuar nuestro estándar a nuestra realidad y a como nosotros funcionamos. Un estándar más alto del que podemos alcanzar genera estrés, cansancio y frustración porque nunca se consigue. Darnos cuenta que debe ser ajustado, es el primer paso para comenzar a dejar salir la culpa y entrar el gozo en la tarea de paternar. Podemos elegir perdonarnos, sanar y disfrutar lo que se puede hacer bien. Dejar de usar nuestra energía para centrarnos en el pasado, y aprovecharla disfrutando el presente.

Porque “…no hay forma de ser una madre perfecta y millones de formas de ser una buena madre” (Jill Churchill). Esto también aplica para los padres.


Lenka Kegevic
Psicóloga

Ser Madre

Por Lenka Kegevic


Ser mamá es una experiencia ambivalente, es maravilloso, se conoce el amor profundo y generoso. Pero también produce una enorme ansiedad generada por:

– La responsabilidad de cuidar a otro ser humano,
– Es el único compromiso que se toma realmente para toda la vida,
– La vida cambia drásticamente y si bien uno lo sabe, no lo sabe con totalidad hasta que no sucede, porque se tiene la voluntad de continuar con la propia vida, pero de todas maneras hay que hacer enormes concesiones,
– Tu pareja se devela nueva, con nueva capacidad de amar y enormes, totalmente nuevos defectos, una distancia a la maternidad y al cambio vivido que nos acerca a nuestras amigas madres cercanas, y a nuestras propias madres.

Criar es muy personal, todos te aconsejan, cada hora sale un nuevo libro, descubrimiento, investigación, opinión que solo te confunden y te sacan de lo más importante que es ver a tu hijo y sentir en tu corazón qué es lo que se necesita.

En este escenario es imposible decir qué es mejor, hay cosas que son realmente nocivas para la salud y otras de las que no sabemos las reales consecuencias. Todos queremos generar las mejores condiciones para la crianza, y nos sentimos culpables si no nos sentimos capaces, o estamos cansados o definitivamente no sabíamos.

Creo que nos tenemos que preguntar para qué todo el esfuerzo y la culpa. Qué queremos para el futuro de nuestros hijos, qué nos importa, y qué de eso es nuestra propia proyección de nuestras propias frustraciones.

Queremos que desarrollen todo su potencial, que puedan ser lo que quieran, que tengan las mejores oportunidades, pero nadie hace todo eso… nosotros tampoco, hay que partir de la base que en la vida hay sufrimiento, frustraciones, hay cosas para las que somos buenos y lo que no.

Qué pasa si reflexionamos con lo que nos hubiera gustado que nuestros padres hubieran hecho por nosotros… alimentarnos sanamente, abrazarnos en exceso, ver nuestras penas y contenernos, ser amables, enseñarnos a pensar… pero de manera suave, sin excesos, sin exageraciones, con mucho amor, enseñándonos a confiar en los demás y en la vida.

Nuestro taller no sólo entrega información… nos ayuda a hacernos preguntas importantes para responderlas de manera individual porque somos diferentes y también compartir para conocer y aprender de otras perspectivas… manteniendo siempre la flexibilidad de cambiarlas cuando veamos que nuestros hijos lo requieren.


Lenka Kegevic
Psicóloga

Retomando la rutina escolar

Por Lenka Kegevic


Para cuántos de nosotros fue difícil retomar la rutina escolar y laboral luego de estos días de descanso…

Algunos consejos prácticos (aunque tomemos en cuenta que para todos es diferente!):

– Mantener actitud positiva: ayudar a nuestros hijxs a recordar que se reencontrarán con los amigxs y aquellas cosas y personas que les gustan de sus colegios. Somos ejemplo de esa actitud, si nosotros estamos cabizbajos y demasiado cansados, es difícil esperar algo distinto de nuestros hijxs. No perdamos la paciencia… poco a poco.

– Recuerden alguna actividad que disfrutaron juntos durante los días libres y díganles que la cuenten a sus compañeros. Cuando vuelvan del colegio o jardín pídanles que les cuenten cómo les fue y qué hicieron los demás.

– No está demás decir que conviene dejar todo preparado la noche antes… las mañanas de retomar las rutinas son naturalmente más difíciles.

Animo con la semana post 18 y post terremoto… esperamos que todos estén bien.

¿Alguien quiere compartir sus experiencias?


Lenka Kegevic
Psicóloga

La Importancia de una Buena Conexión

Por Lenka Kegevic

Hoy leía sobre la importancia de conectarse con los niñxs todos los días. Especialmente cuando pasamos largo rato lejos de ellos durante el día.
Leí que la mejor forma de hacerlo es a través del jugar. Me pareció lógico ya que esta es la forma de expresión y aprendizaje natural de los niñxs.
Leí también la historia de una mamá que contaba que su hija tenía actitudes muy desafiante. Que desde que había comenzando a abrazarla y conectarse con ella, al pedirle que hiciera cosas que la hija desafiaba antes, se mostraba más dispuesta a hacer lo que la mamá le pedía. No se conectaba con ella para lograr su cooperación. Lo hacía porque entendió que la actitud desafiante de su hija era una expresión de la necesidad de conexión con su madre.
Hoy estaba haciendo una asesoría en crianza a una mamá sobrepasada por las pataletas de su hijo (muy productiva por lo demás) por lo que llegué a mi casa cuando los niños ya habían comido. Las horas de comida son una hora particularmente crítica para mí y los niños. Hoy me salté esa hora. Llegué y cada uno estaban jugando tranquilos y contentos. Me di el tiempo de estar con cada uno. Sin teléfono, solamente siguiendo las instrucciones que ellos me daban en cada uno de sus juegos. Fue maravilloso.
Llegó la hora en que tenía que avisar que ya nos íbamos a ir acostar. La respuesta fue: ya mamá, termino lo que estoy pintando y nos vamos acostar. Sin quejas, sin alegatos, con cooperación, alegría y un ambiente muy amoroso en la casa.
Viví en primera persona los efectos de la conexión.
Y se lo recomiendo a todos. Definitivamente la tarea para hacer todos los días. Dejar los teléfonos, dejar la expectativas, los juicios y poner atención completa a ellos. En sus ritmos. En sus gustos. En sus tiempos.
A veces cuesta. A veces lo hacemos y no nos damos cuenta. Pero hoy fue consciente y totalmente empapado por lo que había leído. La logística de la casa me ayudó. Y todos, todos lo disfrutamos y lo agradecemos infinitamente.
Los acuesto con mi corazón de madre llenito de amor incondicional que fluyó explícita y naturalmente. Los vi. Los disfruté. Me disfrutaron. La vida es bella.


Lenka Kegevic
Psicóloga

La Magia de Leer a y con los Niñxs

Por Lenka Kegevic

Sabido es que los niñxs que crecen expuestos a libros presentan mejores habilidades verbales. El sólo ver libros en la casa es un aporte. Más si se ve leer a los padres. Y más aún si a ellos se les lee regularmente. También sabemos que los niñxs necesitan escuchar el lenguaje de personas y no de pantallas. Pero además de ser un gran aporte al desarrollo de su inteligencia, leer con y a los niñxs es una instancia extraordinaria para compartir con nuestros niñxs.

Acomodarse todos juntos en la cama a leer en pijama, listos para dormir, puede llegar a ser una de las partes más gratas de la caótica rutina nocturna. Es el momento ideal para bajar revoluciones, estar abrazados, para interactuar a través de imágenes, de lo que otros han escrito y de cómo los niñxs experimentan esta información.

Además de acercarlos a la lectura, darse el tiempo para leer un cuento y luego comentarlo con los niñxs, puede ser una gran oportunidad para enseñar a los niños sobre las emociones, un elemento fundamental para el desarrollo de la empatía. También permite educar en valores, al rescatar elementos que nos parezcan valiosos de los cuentos. Preguntarle a los niñxs si se les ocurren finales alternativos al escrito, o tratar de entender qué motiva a los personajes a actuar como lo hicieron, o qué habrían hecho ellos si fueran los protagonistas de la historia, o tratar de entender cómo se sienten los personajes con las cosas que les ocurren a lo largo de la historia. Estas son sólo ideas de cómo podemos utilizar un cuento para enseñar, pero al mismo tiempo conocer un poco más de cómo son y sienten nuestros niñxs.

Escuchar a los padres leer también motiva la comunicación, amplía el vocabulario aún más que conversar con ellos ya que los libros contienen más palabras únicas y diversas que la que usamos en nuestras conversaciones. También promueve la asociación entre las palabras que escuchan, algunas de ellas nuevas, y los dibujos que observan, lo que a su vez les permitirá descubrir significados de palabras a partir del contexto en el que se presentan. Como si esto fuera poco, además el escuchar historias activa la imaginación, estimula la creatividad (el ver sólo una imagen de la historia obliga a imaginar el resto de los que les están contando al mirar una página), y también entrena la capacidad de atención.

Los niñxs no necesitan libros largos, tampoco necesitan que se lea siempre de la misma forma, de hecho, un libro con sólo dibujos y una historia inventada funcionan tan bien como los clásicos de la literatura infantil y a veces ni siquiera es necesario cambiar de libro, leer los favoritos una y otra vez, está perfecto para muchos niñxs.

En síntesis, leer con y a los niñxs es aún mejor de lo que ya parece ser.

Lenka Kegevic

Psicóloga Educacional UC

Madre de 2 y fiel lectora de cuentos infantiles diarios.

21 consejos para las visitas Post parto

por Lenka Kegevic

Culturalmente estamos acostumbrados a que cuando nace una guagua hay que ir a visitarla y llevar un regalo. Como madre, se agradece el gesto. Ahora, me he encontrado con varios consejos que pueden ser muy útiles para todos aquellos que van a ir a visitar a una madre reciente. Podemos estar o no de acuerdo en todo, pero esta es la propuesta de Criando Positivo sobre qué cuidados e iniciativas hay que tener cuando vamos a ver a una mamá y a su recién nacido, en especial primeriza, y más si aún si no cuenta con ayuda en su casa.

Partamos de la base que la gente que te va a ver es porque te quiere, se preocupa por ti, y quiere compartir contigo y tu pareja la alegría de la llegada de tu recién nacido. Pero contextualizamos que estamos adoloridas, enfrentadas a este nuevo ser humano totalmente madre-dependiente-demandante, y que hay algunas madres que quieren paz, otras ayuda, otras muchas visitas. Pero lo que si coincide en todas, es que están tratando de pensar cómo van a poner en orden su vida cuando lleguen a sus casas: lactancia, mudar, dormir, alimentarse, asearse, mantener la casa, y además recibir visitas (que convengamos son bastante más abultadas con la primera guagua que con las que vengan después). ¿Entonces?

1. Hay quienes plantean que es mejor no visitar en el hospital /clínica: creo que eso lo podrá ver cada mamá ya que a veces estar en un lugar neutral, con ayuda de enfermeras (que ayudan cuando hay que sacar a las visitas que se quedan pegadas, o cuando la madre quiere dar pecho tranquila). Pero es cierto que en esos días, y dependiendo del tipo de parto, muchas madres necesitan recuperar fuerzas y descansar. Lo que sí es clave, son esos primeros días para adaptarte a tu hijo, al pecho y eso tiene que ser respetado por las visitas.

2. Tratar de no ir el mismo día que nació el bebé, en especial si fue por cesárea o después de un largo trabajo de parto (recuerden, es TRABAJO de parto: agotador!!!!). Si es pariente cercano, pregunte. Y empatice con la respuesta, o si encuentra a la madre y a la guagua durmiendo, por favor respete su sueño, puede que se trate de un bien escaso!

3. Sea de visita en la casa o en el hospital, no ver a la guagua como un bien público al que se puede tomar en brazo cuando uno quiere. De repente como mamá cuesta decir que preferimos que no lo tomen, por lo que la recomendación es a leer las claves no verbales de la madre y a respetar los espacios de intimidad. O tal vez esperar que te ofrezcan si quieres tomar al bebé.

4. Si va a la casa, trate que sea pasado algunos días después de la llegada del hospital para que la nueva rutina se asiente un poco. A no ser que le soliciten visitas previas, en cuyo caso, intente ayudar en lo que se le pida.

5. Pregunte antes de sacar fotos, y siempre sin flash!

6. No publique fotos de la guagua en las redes sociales sin el consentimiento de los padres. Y no se moleste si le dicen que no.

7. No dejarse caer: llamar y coordinar una visita en que la madre pueda estar decente para recibir. Y aunque uno no vaya a estar decente, se agradece saber con antelación quién vendrá y cuándo. No importa qué tan cercano seas, siempre podrás interrumpir una lactancia, y no a todas las madres se les da fácil dar pecho. Y bueno, no molestarse si te dicen que no es un buen momento para visitar.

8. Si va a aconsejar o a opinar sin que le pregunten, mejor omítalo: está abrigado, desabrigado, debe tener hambre, frío, sed (¿¡¡). El exceso de opiniones agobian, angustian o molestan, por lo que intente opinar sólo cuando le pregunten. Respete las rutinas y forma de hacer las cosas de los padres de la guagua.

9. Respete la intimidad de la lactancia si la madre así lo quiere. Puede ser por necesidad de intimidad, porque sea una lactancia dolorosa, porque problemas con la bajada de la leche, porque la mamá aún se estrese con el tema. No espere que le pidan que salga, al contrario, sólo quédese si se lo piden explícitamente. Entrar y salir mientras se está amamantando no es respetar el momento, me refiero a respeto total: dejarla sola todo el tiempo que necesita, independiente de si está en su casa o en otro lugar.

10. Se agradece la visita corta, a no ser que se le solicite lo contrario, explícitamente. Y no espere que lo atiendan.

11. No se le ocurra visitar si tiene síntoma de alguna enfermedad. Aunque sea alergia, la madre del recién nacido sólo se angustiará: agradecerá mucho más ella, y su salud mental, si explicita que va a postergar su visita porque usted o alguien en su casa tienen mocos o tos, independiente de su origen.

12. Si le piden que se eche alcohol gel, aunque te parezca psicótico, hágalo. No cuesta nada, ya se nos va a pasar la obsesión. Si no se lo piden, no lo proponga, pero si lávese las manos antes de acercarse a la guagua.

13. Sea de utilidad: ofrezca cuidar a la guagua para que la mamá se duche, vaya a dar una vuelta a la manzana, tenga un tiempo fuera de la casa con su pareja, etc. Ofrézcase para cocinar, ordenar, cuidar a algún hermano o a la guagua para que la mamá pueda dormir 10 minutos (puede ser suficiente).

14. Si quiere visitar a horas de comida, lleve una comida rica, y que pueda comer mientras está dando pecho (que no hinche y no de alergia).

15. Omita comentarios si la casa está desordenada o si la mamá lo recibe en pijama: en su lugar, proponga ayuda para ordenar, o darle tiempo para una rica y larga ducha.

16. Ofrecer a los padres primerizos juntarse fuera de la casa: sirve para tomar aire, no tienen que atender a nadie, no queda desorden en la casa. Y si no quieren, no insista.

17. Recuerden la hora del caos, del terror o todos sus otros nombres: las 7,30 pm puede no ser una buena hora de visita, a no ser que usted vaya a ayudar con la rutina de acostar a los hermanos grandes o con esta hora de colapso.

18. No vayan a visitar en grupos grandes, a no ser que se les invite explícitamente así. Consulten siempre con la madre antes intentar hacer un panorama en la casa del recién nacido.

19. Visitas con niños: lo mejor es preguntar y ser realistas respecto al comportamiento de los niños que van de visita. Ser empáticos con las necesidades de la nueva madre: ¿se va a estresar con los gritos, el desorden las peleas? Mejor que no vayan. ¿Van a alegrarle el día y van un ratito corto? Bienvenidos. ¿Están enfermos? Por ningún motivo.

20. Se agradece una compañía de confianza con la que la madre pueda simplemente estar. Que sirva de catalizador, de conversación de cualquier tema, con la que se pueda reír, llorar, descansar, no hablar, etc. Si eres así de cercana a una nueva madre, mantente cerca. A veces la crianza de bebés puede ser solitaria, y no es bueno aislarse.

21. Llamadas: es mejor escribir y esperar a que te respondan si tus intentos de llamar no resultan: si no te responden el teléfono es por algo y es muy poco probable que te devuelvan la llamada.

Bonus: sería bueno llevar regalo a la madre y no sólo a la guagua.

Muchas gracias por hacer la vida de la nueva madre más fácil y socialmente adaptativa, ya que nunca va a ser bien visto que se le pida a una visita que cocine, haga aseo, o te deje dormir, así que tome usted la iniciativa!

¿Qué otros consejos agregaría ustedes?

Lenka Kegevic
Psicóloga 

La pena de la maternidad

por Lenka Kegevic

Cuando somos madres recientes a veces podemos sentir que el mundo se nos viene encima. Vemos este ser humano tan chiquitito, precioso, al que amamos, sin embargo sentimos que no estamos preparadas para poder cuidarlo, o que estamos demasiado cansadas, o no podemos dejar de llorar… sentimos que en un momento estamos inundadas de amor, y al siguiente sólo queremos llorar… no entendemos qué nos pasa. Probablemente quienes estén a nuestro alrededor tampoco lo entiendan.

Muchas veces echamos la culpa a las hormonas. Puede ser… puede que sea una etapa normal que en inglés se llama baby blues. En esta etapa es normal sentir muchas ganas de llorar, estamos temperamentales sobre cosas que antes no nos molestaban, aun cuando tengamos claro que tenemos todo para estar felices. Nos sentimos ansiosas, agotadas, nos cuesta dormir, no tenemos ganas de comer, podemos estar más irritables, nerviosas, preocupadas sobre si seremos buenas madres, o asustadas de que nos sentiremos siempre así.
¿Quién dijo yo? ¿Cuántas nos sentimos así con una guagua recién nacida? La buena noticia es que esto es normal!! Sentirse de esta forma, por muy poco agradable que sea, puede pasarle a muchísimas mujeres durante las primeras dos semanas después que nace la guagua (aproximadamente). De hecho, cerca del 80% de las mujeres lo experimenta.

Y efectivamente le podemos echar la culpa a las hormonas! Después que nace la guagua el cuerpo cambia rápidamente: bajan los niveles de hormonas, baja la leche y nos sentimos agotadas… esto puede llevar a la esta sensación de pena post parto. A eso se suma que nos ponemos una fuerte presión emocional ya que nos preocupamos por el bienestar de la guagua (agudizado por nuestra sensación de que la pena nos va a durar mucho tiempo), la transición de ser madre (por primera vez, o pasar a ser madre de dos, o pasar de 2 a 3…), o el desgaste que trae el ajuste a una nueva rutina. Las responsabilidades se ven abrumadoras.

Pero repito: es normal, no es una enfermedad por lo que no requiere tratamiento ya que pasa solo.

Entonces, cómo pueden ayudar quiénes están junto a nosotros en esta etapa: pueden hacernos sentir seguras, apoyarnos, ayudarnos a descansar (aunque sea una siesta de 10 minutos) y tener algo de tiempo para nosotras. Y recordarnos que esto es normal y que a muchas, muchas mujeres nos pasa!!! Cuando reconocemos que no somos las únicas que estamos exhaustas, inseguras, asustadas (en especial si es la primera guagua), podemos dejar ir un poco esta sensación.

Quienes nos rodean: escúchennos, acompáñennos, regaloneennos, visítennos pero ayúdennos para que esta visita no sea un estrés más, refuércennos el buen trabajo que estamos haciendo como madres, anímennos a llorar si es que es eso lo que necesitamos, dennos espacio para preocuparnos de nosotras, ayúdennos a dejar ir las responsabilidades que podamos postergar, cocinen por nosotras, ayúdennos a priorizar tareas para hacer las necesarios y dejar las otras en espera, insístannos en la necesidad que tenemos de descansar y cuiden a nuestros niños para que podamos hacerlo aunque sea un ratito y asegúrennos que están ahí con nosotras para lo que necesitemos. Recuérdennos que no estamos solas y que no somos las únicas a las que nos ha pasado. Presiónennos para buscar apoyo y compañía en caso que nos sintamos muy solas….

Pero por sobre todo, ayúdennos a diferenciar esta sensación de pena de una depresión post parto ya que los síntomas son parecidos.
La pena dura alrededor de 2 semanas después de nacida la guagua. Después de eso se puede esperar un repunte emocional. Si los síntomas continúan más allá de 3 semanas después de nacida la guagua, es importante que hables con tu ginecólogo, o matrona para que te aconsejes si necesitas ayuda profesional, en especial si tienen historial de depresión personal, o familiar. Si estás demasiado incómoda con tus síntomas, o éstos son invalidantes, no dudes en pedir ayuda. A veces necesitarás remedios, a veces necesitaras complementarlo con psicoterapia. Es importante que recuerdes que no estás sola en esto, que a muchas mujeres nos pasa y que se puede salir adelante con la ayuda adecuada.

A los que nos acompañan, ayúdennos a tomar la decisión de pedir ayuda. Tener depresión posta parto no nos hace ni mejores ni peores madres. Podemos empezar a sentirnos mejor con ayuda, no te demores en buscarla ya que tu hijo te necesita, al igual que tu familia.


Lenka Kegevic
Psicóloga

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